martes, 31 de marzo de 2009

Detección de la diabetes

Detección de la diabetes
Un simple diagnóstico de glucosa evita riesgos

Mucha gente padece diabetes y no lo sabe, de modo que los daños a su organismo avanzan en silencio hasta que son demasiado notorios. Es una enfermedad crónica que se caracteriza por la insuficiente o nula secreción de la hormona insulina, hecho que genera acumulación excesiva de glucosa en sangre y daño a muchas estructuras del organismo.

Si bien la diabetes puede manifestarse con síntomas como sed y ganas de orinar constantes, hay un importante número de casos en que avanza sin dar señales de su existencia, por lo que muchas veces se diagnostica cuando ya existen complicaciones secundarias severas.

Existen tres pruebas que miden la presencia de azúcar o glucosa en sangre, las cuales, además de tener diferentes metodologías, se emplean en distintas circunstancias. El primer diagnóstico, y uno de los que se realizan con más frecuencia, es conocido como glucemia al azar, consistente en el análisis de a una muestra de sangre tomada a cualquier hora del día y en cualquier condición. Cuando el resultado de este examen muestra niveles de azúcar superiores a 200 mg/dl de sangre, se considera que el paciente tiene diabetes, y debe consultar a un endocrinólogo para conocer cuál será el tratamiento que exige su condición.

Aquellas personas que no muestren síntomas y no saben de antecedentes en su familia, se debe realizar una prueba llamada medición de glucosa en ayunas, la cual consiste en analizar una muestra de sangre tomada luego de 12 horas sin consumir alimentos, además de la realización de una prueba idéntica una semana después.

Se afirma que una persona padece diabetes cuando se encuentran niveles de azúcar de 126 mg/dl o más en las dos muestras.

Si alguna toma de sangre arroja resultados menores a 126 mg/dl, pero superiores a 110 mg/dl, de modo que no se puede hablar de diabetes, pero sí de su condición previa, conocida como prediabetes o intolerancia a la glucosa. De esta situación se deriva la última prueba, conocida como curva de tolerancia oral a la glucosa (CTOG).

La CTOG es útil para diagnósticos dudosos obtenidos en individuos obesos, con historia familiar del padecimiento y con resultados de glucosa en ayunas de 100 mg/dl y en mujeres que dieron a luz un hijo macrosómico, es decir, que al nacer pesó más de 3.5 kilogramos.

Fuente: Bibliomed y Terra Networks

Cómo la diabetes afecta los riñones

Cuando los riñones funcionan bien, los glomérulos impiden que la proteína salga del cuerpo. La proteína es necesaria para conservar la buena salud.

Las altas concentraciones de glucosa en la sangre y la alta presión arterial dañan los glomérulos del riñón. Cuando los riñones están dañados, la proteína se sale de los riñones y pasa a la orina. Los riñones enfermos no pueden limpiar adecuadamente los materiales de desecho y los líquidos adicionales. Por lo tanto, muy pocos materiales de desecho y líquidos salen en la orina. Al contrario, se van acumulando en la sangre.

Una de las primeras señales que los riñones están enfermos es cuando pequeñas cantidades de una proteína que se llama albúmina sale de los riñones y pasa a la orina. Mientras más grande sea el daño, mayor será la cantidad de proteína que pasa a la orina. Este problema se conoce como proteinuria. Cada vez se acumulan más y más materiales de desecho en la sangre. Este daño empeora hasta que finalmente los riñones dejan de funcionar.

La nefropatía diabética es el término que los médicos usan para los problemas de los riñones que causa la diabetes.

Fuente: Fundación para la Diabetes

El sedentarismo es un mal aliado de la diabetes

Según recomendaciones médicas, para tratar de prevenir la diabetes se debe realizar un programa de ejercicios regulares, perdiendo el exceso de peso, consumiendo mucha fibra, sin olvidar los cereales y controlando los valores de azúcar en la sangre regularmente.

La creciente epidemia de diabetes tipo 2, provocada por el sedentarismo, la obesidad y la mala alimentación como consecuencia del actual estilo de vida de la población, es un tema que no deja de preocupar a los médicos.

El "Síndrome X" surge aproximadamente diez años antes de la aparición de esta enfermedad y es un cúmulo de trastornos metabólicos que se caracterizan por la resistencia a la insulina, la obesidad abdominal, los altos niveles de colesterol y la alta presión arterial. El factor hereditario forma parte del problema, pero puede prevenirse.

Se debe mantener una dieta baja en grasas y alta en carbohidratos complejos ricos en fibra, junto con el ejercicio regular, lo que puede invertir el avance del "Síndrome X" y detener la diabetes. Asimismo, una dieta controlada a la que se incorporan una variedad de elementos nutritivos en personas con diabetes mejora de manera natural la capacidad del organismo para utilizar la insulina y regular los niveles de azúcar en la sangre.

Fuente: Bibliomed y Terra Networks

Un buen desayuno reduce el riesgo de obesidad y diabetes

La próxima vez que empiece el día con el estómago vacío piense en esto: un reciente estudio sugiere que las personas que desayunan bien cada día tienen menos riesgo de padecer obesidad y diabetes.

En comparación con los que desayunan sólo una o dos veces a la semana, los que afirman desayunar todos los días tienen entre un 35 y un 50% menor riesgo de desarrollar obesidad y síndrome de resistencia a la insulina, tal como afirmó el Dr. Mark A. Pereira, principal investigador de este estudio.

La resistencia a la insulina es una pérdida de la sensibilidad a la insulina, la hormona clave de la regulación del azúcar en la sangre. Con frecuencia, esta pérdida de sensibilidad es el precursor de una diabetes. "El desayuno parece reducir el riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares, gracias al control del apetito y a la reducción de la probabilidad del sobrealimentación al final del día, durante la cena" afirmó el Dr. Pereira, investigador asociado del Children’s Hospital y profesor asistente de la Facultad de Medicina de Harvard en Boston, EEUU.

Se incluyeron 2.681 adultos jóvenes en el estudio, de 25 a 37 años de edad, que fueron seguidos durante ocho años, en los que se registraron gran variedad de parámetros de salud, entre ellos la resistencia a la insulina y la obesidad. "Además de la frecuencia del desayuno, también parece importante la calidad del desayuno", puso de manifiesto el Dr. Pereira, "así, por ejemplo los cereales integrales se asociaron con una reducción del riesgo, mientras que los cereales refinados no".

Solamente los cereales que tienen al menos 2 gramos de fibra por ración se consideran integrales, tal como recomienda la American Heart Association. Este estudio estuvo financiado por una beca de la Charles H. Hood Foundation y otra del National Heart, Lung and Blood Institute de los National Institutes of Health de los EEUU. "Este estudio", concluye el Dr. Pereira, "contribuye al conocimiento del papel de los patrones alimentarios y del riesgo de la obesidad y enfermedades relacionadas, ya que existen muy pocos estudios longitudinales sobre la frecuencia del desayuno, su calidad y su papel sobre la salud".

Fuente: American Heart Association