Tiras reactivas, plumas de insulina, medidores de glucosa y agujas. Estas son las herramientas básicas de las que debe disponer una persona diabética. Comenzaron con las tiras y ahora son las agujas. Cada día una persona diabética se inyecta como mínimo tres veces.
El resultado de esto, tal y como está la situación, es el siguiente: moratones, escozor y pequeños bultos en la zona de inyección, o sea, hipertrofia muscular. Cada día somos más personas diabéticas las que denunciamos la escasez de las agujas y, además, su baja calidad. La parte graciosa del asunto es la importancia que se atribuye a este hecho.
La insulina es un tratamiento indispensable para las personas que somos diabéticas, el simple hecho de tener que inyectarte, sentir el picor de la sustancia, sangrar y al momento sentir un bulto en tu muslo, pues no es una experiencia muy agradable. Somos 300 millones de personas las que padecemos esto.— Laura Calás Puertas.
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